dimarts, 31 de maig del 2016

Hola Juan



Hola Juan, perdóname si grito un poco
pero es que, desde que me apercibí
de tu venerable sordera, inconscientemente
sin querer, me he acostumbrado a alzar, eso sí
con respeto, un poco más el tono de mi voz.

Con todo, es natural el gritar hoy en día
al ver lo que nos viene encima
lo que nos acontece a todas y a todos
las idas a menos de muchos y las venidas a más de pocos
esta lenta y constante bajamar que nos desnuda
este cruel ahogar que nos crece inexorable
que nos empuja a las cavernas de antaño
que nos quiere someter y enmudecer de nuevo
esta riqueza dilapidada, esta juventud desengañada
¿qué hemos hecho mal, Juan?
¡qué presente el de hoy, por el que tanto luchaste!
¡qué porvenir para el mundo, en la que tanto soñaste!

Con todo, no todo está por hacer, Juan
con todos, juntos, nada está perdido
muchos contigo, codo a codo, estaremos
como siempre, en la brega, rehaciendo nuestro camino.

Por todo esto, hoy, gritando un poco
me pregunto,  te pregunto
como he hecho siempre:
-          ¿Qué te parece, Juan?         ¿Qué hacemos?
-          ¿Con quién?              ¿cómo?

Y como siempre, espero
Y como siempre, esperamos
tu voz prudente
                tu palabra sensata
                               tu mirada franca
                                               tu hacer valiente

Decías en tus “memorias” que:
-“a veces pienso que no es bueno vivir tantos años,
pues la añoranza y los recuerdos te corroen el alma
al ver que has perdido a tantos seres queridos”.

Nosotros no tenemos dudas sobre la bonanza de tu larga vida
sobre el placer que nos ha brindado tu camaradería
sobre el saber hacer de tu ejemplo, porqué
la grácil sombra que nos ha dado tu espíritu
corona de tu cuerpo delicado y pequeño
aunque grande y fuerte como la encina o el roble
a todos, nos ha dado resguardo y cobijo.

Hijo de la tierra y el trabajo
padre querido y hermano de todos
hiciste del trabajo, la lucha y la concordia
palancas para cambiar el mundo, …
                ¡el mundo!  … ni más, ni menos
heroica hazaña de cíclopes inmortales
inmortales como las estrellas del universo
(aunque no haya nada inmortal)
porqué (como tu padre), también decías en tus “memorias” que:
-“soñabas con una sociedad donde los bienes terrenales fueron de todos como el aire,
como la luz … Donde los hombres fueran hermanos, donde no existiera el odio,
ni la envidia, ni el rencor; donde la igualdad estuviera garantizada
por la armonía de los derechos, sin parásitos ni ejércitos, ni más guerras. …
Donde se educara a los niños en el amor al trabajo y amar a sus semejantes;
y la juventud bendecida, fuera la pacífica vanguardia del porvenir”.

Cambiar el mundo, Juan, ¡ni más, ni menos, …!
por eso, yo a menudo hablo contigo, y ahora
cuando anochece, miro hacia el cielo buscando el sur
- pues hemos de volver de nuevo hacia el sur -
en el norte hace mucho frio y la gente languidece
y casi cada día te empiezo a ver, Juan, allí, …
al lado de Venus, cual lucero guía
y te saludo y te pregunto:
-          ¡hola Juan!                                 ¿cómo estás?
-          ¿qué hacemos?       ¿qué te parece?
Y me digo:
vamos a seguir, juntos, haciendo el mismo camino
                                ¡Y para siempre!


08-04-2016